Lorena tenía en su habitación un cuadro de un niño pequeño que lloraba. Durante un tiempo pensó que aquel cuadro le inspiraba, pero lo cierto es que sólo le inspiraba sueños extraños. Años más tarde, leyendo una revista, descubrió que aquel cuadro tenía historia: era un cuadro maldito, y tan sólo se libraba de la maldición aquel que tuviera también el cuadro que le pintaron a su hermana -un poco más mayor-. Lorena no tenía ese cuadro, pero en el reportaje había una foto del cuadro y ella lo recortó y lo pegó al cuadro del niño. Cabe destacar que en ese reportaje había una foto donde un buen montón de ingleses estaban quemando a modo de falla una montaña de cuadros del niño que llora para alejar la maldición de ellos.
Os preguntaréis si hubo maldición en torno a Lorena antes de colgar la foto de la hermana. Lo cierto es que la maldición recaía sobre las personas que "habían comprado el cuadro". A Lorena se lo había regalado su madre, a quien a su vez se lo había regalado un sobrino: el cual fue alcohólico, sufrió varios abortos en la persona de su esposa, y le costó dios y ayuda ser feliz.
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